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plaza comercial

2019

Trabajo realizado junto a Pablo Heredia y Antonella Amaluisa




El entorno circundante del lote donde se implantará el mercado o plaza comercial, posee características morfológicas particulares que han sido tomadas en cuenta para la propuesta. La morfología urbana del entorno da la pauta para generar la morfología arquitectónica del mercado. La morfología que se encuentra en el entorno presenta construcciones, lotes y pabellones que se configuran de manera lineal sobre la topografía, formando franjas alargadas que constituyen una de las características más importantes de la morfología urbana del sector.








Debido a que se trata de un lote esquinero, la intersección de las dos calles predispone a que la plaza se configure en L, incluyendo así a la esquina. Entonces, esquina y plaza son quienes reciben los flujos de comerciantes y compradores, proponiendo una arquitectura que favorece a la ciudad; de ahí que, la esquina del proyecto se resalta con un volumen singular que se eleva del nivel natural del terreno adquiriendo características de hito urbano y, funcionando como umbral de acceso a las plazas laterales. En este volumen singular y esquinero, se encuentran actividades de carácter público como administrativo así como la sucursal de la cooperativa, la sala de uso múltiple, la cafetería y la galería.







































Cuatro puestos de venta conforman un módulo de ventas. El área de cada puesto de venta puede duplicarse dependiendo de las necesidades ocasionales. Esta área también puede incrementarse hasta llegar a ser igual al área de un módulo completo; es decir, igual al área de cuatro puestos. Cada puesto de venta, en la planta baja, tiene su propia bodega en un altillo sobre el mismo puesto; mientras que, las bodegas de los puestos de venta de la segunda planta se encuentran todos en el estacionamiento. Estos puestos de la segunda planta, en vez de altillo y bodega, tienen un espacio para colocar macetas, vegetación que aprovecha la luz cenital de las cubiertas alabeadas. De esta manera, cada módulo de puestos de la planta baja junto a los de la planta alta, con su entramando de metal y madera, parecen formar unas grandes macetas arquitectónicas como si de canastas de mimbre se trataran.



La relación social en un mercado es horizontal y directa, sin jerarquías, por lo tanto se trata de un espacio ideal para la cooperación porque cooperar sería relacionarse de manera horizontal; ya que, “un mercado se construye con múltiples contribuciones individuales (…) El mercado encarna y materializa flujos y relaciones humanas” (Bourriaud, 2007). La cooperación, en ese sentido, se facilita cuando se da bajo el mismo techo; el techo, como elemento arquitectónico, representaría la relación horizontal de una plaza comercial.







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